21 julio, 2025

Hoja de afeitar Miryam Stefford

 

Hoja colección Vaiier Marlen

“No me importa si algo sale mal, porque uno de los mayores logros de mi vida será no haber muerto de forma ordinaria”,  Miryam se lo dijo a él -Baron Biza- antes de subirse al avión. 


      Comenzaré este relato por el final: quizá el único hecho indiscutible de la vida de Miryam Stefford sea su muerte en aquel accidente de avión, porque todo lo demás permanece envuelto en un halo de mentira y misterio.


La antigua Junta de Investigación de Accidentes Aéreos concluyó que el siniestro se produjo por un fallo mecánico, hasta que una historiadora e investigadora aeronáutica Cordobesa, quien habla de Miryam como la gran aviadora, quien solo tenia 2 semanas de instrucción con un brevetde vuelo de 3ª categoría (la más básica) permitía pilotar aviones relativamente sencillos, principalmente monoplanos y algunos biplanos, podía realizar semejante empresa, hizo una investigación del accidente basándose en las 4 fotos publicadas en el Diario la Voz del Interior de San Juan del 31 de agosto de 1931, hallando a su criterio algunas irregularidades entre ellas: 


       -1- La rapidez con la que se tomó la foto del accidente, que se produjo a las 9:00 hs según cree por la sombra del fotógrafo que las mismas fueron tomadas a las 10:30 hs, o sea una hora y media más tarde de la caída del biplaza, aunque la policía recién arribó al lugar cerca de las 14:00 hs.


-2- Que en la sombra que aparece en la foto se ve una persona de saco y sombrero, que no es una indumentaria propia del lugar.


-3- La ropa con la que se hallaron los cuerpos, que es de civil y no para volar.


Esta investigadora esta convencida que Myriam Steffordy Ludwig Fuchs fueron brutalmente asesinados y se planto el accidente.


Es difícil dar crédito a una tesis cimentada en tantas conjeturas. Partiendo únicamente de las fotografías y de la información verificable de que disponemos, ofreceré una interpretación de las imágenes basada en hechos comprobables, sin caer en especulaciones.


Primero, y esto es fundamental: no son cuatro fotos, sino tres. Las imágenes donde se ven los cuerpos son en realidad similares; lo que ocurre es que una de ellas fue publicada en espejo, lo que puede generar confusión.


Esta investigadora afirma que la foto fue tomada a las 10:30 hs. de la mañana. Sin embargo, no se detalla el método mediante el cual se llegó a esa conclusión. Además, no se aclara si se descartó la posibilidad de que la imagen haya sido tomada por la tarde. 


Esta es una de las primeras preguntas que debe formularse de cómo es posible determinar con precisión la hora en que fue tomada una fotografía a partir de una única imagen, especialmente si no se conoce la orientación cardinal de la sombra que aparece en ella. 


Con la proyección de la sombra de una persona no se puede determinar la hora exacta, la precisión depende de factores como la longitud de la sombra y la posición del sol en el cielo,  en la foto en cuestión la sombra es solo parcial. 


Para estimar la hora en función de la sombra de una persona, suele considerarse la dirección de dicha sombra: si apunta hacia el oeste (es decir, hacia la izquierda si se está mirando al norte), corresponde a una hora de la mañana. Si la sombra se proyecta hacia el este (a la derecha), probablemente sea por la tarde. Al mediodía, en cambio, la sombra se proyecta directamente hacia el norte (desde la perspectiva del hemisferio sur).


Otra cuestión que vale la pena considerar es esta: no se sabe quién tomó las fotos ni quién las llevó al diario. Sin embargo, se cree que las tres fueron captadas por la misma persona. En las imágenes donde los cuerpos ya están sobre las camillas, se notan sombras largas, lo cual sugiere que el sol estaba bajo en el horizonte -probablemente al atardecer-, considerando lo bajo que están colocadas las camillas.


Entonces, si damos por cierto que las fotos se tomaron alrededor de las 10:30 de la mañana, y que la persona que las tomó estuvo, de alguna forma, implicada en el asesinato, habría que aceptar también que se quedó en el lugar hasta la tarde. Todo esto, vestido con una elegancia poco habitual para esa zona, tomó las fotos al atardecer y luego, sin dejar rastro, las entregó al diario para su publicación. Francamente, es una hipótesis que suena bastante inverosímil, como el deducir, solo por la sombra parcial de quien habría tomado la foto, que su vestimenta no era apropiada para el lugar, ya roza “lo fantástico.”


Por otro lado, se ha mencionado que las víctimas no llevaban vestimenta adecuada para volar, sino ropa de calle. Esta afirmación plantea varias interrogantes: ¿se tiene certeza de la ropa con la que partieron desde La Rioja? En caso de que hayan salido con ropa de vuelo, ¿dónde se habrían cambiado? Si se produjo un aterrizaje para cambiarse de ropa, ¿cuándo ocurrió esto y qué pasó después? ¿Fueron asesinados luego del descenso? En ese caso, ¿quién estaba pilotando la aeronave en el momento del accidente?, pues hubo testigos presenciales del siniestro. Por lo tanto, si efectivamente hubo testigos, sería razonable esperar una reconstrucción coherente de los hechos: ¿cómo se explica que el avión haya aterrizado y posteriormente se haya estrellado?


Por último, con las imágenes disponibles de los cuerpos parcialmente calcinados, es muy difícil afirmar con certeza qué tipo de ropa llevaban. Además, las fotos fueron tomadas muchas horas después del accidente, al menos ocho. Durante ese tiempo, la ropa de vuelo pudo haber sido retirada por la policía en busca de documentos, algunos de los cuales se encontraron entre sus pertenencias. Como suele suceder, las teorías conspirativas tienden a generar más impacto que los hechos verificables.

Rosa Martha Rossi Hoffmann (Berna, Suiza, 1905 – Marayes, San Juan Argentina, 26 de agosto de 1931) fue una actriz (?) suiza nacionalizada argentina, conocida artísticamente como Myriam Stefford.


Nació en Berna, en el seno de una familia de origen mixto: su padre era suizo-italiano y trabajaba en una fábrica de chocolates, mientras que su madre, suizo-alemana, se dedicaba al hogar. A los quince años, impulsada por un fuerte deseo de independencia, se escapó de su casa y emprendió un viaje que la llevó por Viena y Budapest. Fue en ese contexto, a principios de la década de 1920, cuando comenzó su carrera como actriz. (?)


Decía que actuó en el teatro de Viena (Austria) y que participó como actriz en varias películas, entre ellas La duquesa de ChicagoPóker de Ases y una primera versión de Moulin Rouge, todas producciones del cine alemán bajo el prestigioso sello UFA, utilizando el nombre artístico de Myriam Stefford. Sin embargo, no existe ningún registro que confirme su participación en obras teatrales ni en producciones cinematográficas.


En 1925, a los 20 años, conoció en Viena al escritor y millonario argentino Raúl Barón Biza. Él, con su fama de playboy incansable; ella, con el magnetismo de su belleza, cierto misterio europeo y unas cuantas películas que decía haber filmado en Berlín. La atracción fue inmediata.


Pasaron un tiempo recorriendo Europa juntos, y en 1928 decidieron instalarse en Argentina. La alta sociedad porteña quedó fascinada con Myriam: una extranjera joven, desenvuelta, elegante y con un aire de estrella de cine. Vivieron un tiempo en Los Cerrillos, la estancia que tenia Barón Biza en Alta Gracia, Córdoba. 


Dos años después, regresan a Europa y el 28 de agosto de 1930, supuestamente contrajeron matrimonio en la Basílica de San Marcos. -el matrimonio no esta registrado en los libros de la iglesia- A la ceremonia, según se cuenta, asistieron figuras de la nobleza italiana como la condesa Albrizzi, la duquesa Di Sandro y la princesa Lusignede Francia.


Eduardo Sánchez, director del documental “Agosto Final” (2016) -realizó toda una minuciosa investigación del tema y no encontró ninguna documentación de la boda que ellos se encargaron de publicitar a través de los diarios, a los que mandaron telegramas anunciándola. Ni una foto existe. 


De regreso en Buenos Aires, la pareja alterna su vida entre la tranquilidad de la estancia en Alta Gracia, bautizada en su honor “Myriam Stefford”, y la sofisticación del elegante departamento que poseen sobre la Avenida Quintana de Buenos Aires.


Como muestra de su amor y admiración, el Barón Biza le regala a Myriam un avión al que bautizan "El Chingolo". Se trata de un pequeño biplaza alemán, un Messerschmitt BFW M.23 matrícula R-188, de apariencia frágil construido en madera de pino y recubierto con tela, el avión cuenta con un motor de 88/95 HP, que alcanza una velocidad maximade 170 Km/h y una velocidad media de 120 km/h, puede elevarse hasta los 4.500 metros de altura con una autonomía de vuelo de 6 horas. Cargaba 220 litros de combustible.


Ludwing W Fuchs
    Apasionada por la aviación, Myriam se embarca en un nuevo desafío: aprender a volar. Toma clases con Ludwig Wilhelm Fuchs, (Ludwigshafen Alemania 23 de marzo de 1897 - San Juan, 26 de agosto de 1931) un experimentado instructor alemán aviador veterano de la Primera Guerra Mundial, radicado en Argentina desde hace años y muy conocido en el aeródromo de Castelar. Bajo su tutela, Myriam obtiene el 11 de agosto de 1931 la licencia de tercera categoría (BrevetN° 358), que la habilita para pilotear aeronaves. Myriam,  se  lanza a  una  audaz travesía aérea  con la intención de recorrer 14 provincias argentinas, con Fuchs como copiloto y guía en esta aventura que marcará un hito en su vida.

En una entrevista publicada en el diario “La Jornada” del día lunes 17 de agosto de 1931 decía sobre el vuelo que pensaba realizar: 

“Cuando empiece a amanecer partiré de Morón, siempre que el tiempo no se oponga y, especialmente el viento, que es mi único enemigo.”

-Que ruta sigue.

“No me gusta calcular. En el aire lo pensare que debo hacer. Para eso el Chingolo y yo somos libres. La cuestión es salir volando, después cualquier camino es bueno”.

-De manera que dentro de 4 días la tendremos de vuelta ?

“Es lo mas probable, aun cuando no quiero hacer afirmaciones, que siempre me disgustan un poco. Mañana al amanecer, saldré y volveré cuando pueda, contando con que yo hare todo lo posible para volver rápido”.

Realmente llama la atención el nivel de improvisación para realizar la travesía.


Los antecedentes del vuelo

Todo lo referente a Myriam Stefford esta teñido por un halo de misterio y mentiras. Se dice que tampoco hay indicios de que Myriam haya volado sola alguna vez, siempre lo hizo en compañía de Fuchs, seguramente ella solo haya sido su copiloto durante la travesía.

Myriam, Baron Biza y Fuchs

El martes 18 a las 6:25 inicio desde el aeródromode Castelar el “raid” a las 14 provincias. Salió en compañía del instructor LudwingWilhelmFuchs. El vuelo fue directo a Corrientes, ciudad a la que llegaron  en horas de la tarde, respondiendo magníficamente el avión y realizando la larga etapa en excelentes condiciones.


Desciende en la selva

El miércoles 19, en las primeras horas de la mañana , el Chingolo abandono el aeródromo de Corrientes en vuelo directo a Santiago del Estero. Se supo que debió aterrizar en plena selva chaqueña, debido a una descompostura del motor. Arreglado este se reinicio el vuelo y el Chingolo llego perfectamente al aeródromode Santiago del Estero.


El Chingolo sufre otro percance

El jueves 20 el “raid” sufre otro serie accidente. El Chingolo llego a los valles cercanos a la ciudad de Salta, cuando un nuevo desperfecto en el avión la obliga a descender en la Finca Colón de los hermanos Villa, a 5 kilómetros de Cerrillos en la Provincia de Salta. Arreglado el desperfecto, cuándo iba a despegar nuevamente, se llevo por delante un alambrado, quedando el aparato completamente destrozado, Miryam Fuchs resultaron ilesos.



Mauricio Debussy ofrece otro avión

El viernes 21, el aviador Debussy ofreció un avión similar al Chingolo -Messerschmitt M.23 matrícula R-143- para continuar el “raid”. Ese mismo día parte desde Castelar hacia Salta, haciendo escala en Córdoba, donde aterriza en la fabrica de aviones sufriendo un pequeño accidente, debiendo realizar rápidas reparaciones en el timón de cola del avión. Realizada la reparación voló hasta Tucumán, ciudad a la que arriba a las 17:30 hs., donde lo esperaba Fuchs.


Tres ciudades en 1 sola jornada

El domingo 23 Fuch condujo el nuevo avión a la ciudad de Salta. Miryam anhelaba por seguir el “raid” así que esa misma mañana se dirigió a Jujuy, aterrizando en el campo militar de aviación de esa misma ciudad a la 10:45 hs. Almorzó y por la tarde continuo viaje para llegar a Tucumán a la 17 hs.

Con mal tiempo se va cumpliendo el raid

El martes 25 a pesar del mal tiempo y las intensas lluvias abandono el aeródromo de Tucumán en dirección a Catamarca, desciende cerca de la población de Frías y una hora después continua vuelo para llegar a Catamarca a las 13:15 hs., tras el almuerzo, una hora y media después se dirige a la Rioja donde arriba luego de 3 hs. de vuelo.


El accidente

El miércoles 26 en horas de la mañana el Chingolo II despego del aeródromode la Rioja. Según notas periodísticas decía que además del el mecánico instructor el Sr. Fuchs viajaba una tercera persona, situación rara porque el avión tenia capacidad para solo 2 ocupantes.


A 146 km. de la capital de San Juan en la localidad de Marayes se produce el accidente que le costo la vida a MiryanFuchs.


Fue a través del relato del Jefe de la Estación Marayes que se conocieron algunos detalles sobre el trágico final. Todo empezó con un despacho telegráfico enviado a la administración local, en el que se informaba que el accidente había ocurrido en el paraje Playa de la Aguadita, a unos 5 kilómetros de la estación.


De repente, se escuchó una explosión fuerte, que parecía haber sido causada por el impacto del avión contra el suelo. Sin perder tiempo, un grupo de personas de la estación se organizó rápidamente para ir hacia el lugar donde, según las hipótesis, había ocurrido el accidente. Entre ellos estaban un representante de la policía local y varios testigos cuyos nombres se conocieron: Miguel Basualdo, Eleazar Zeballos, Jesús Luna, Alejo Sánchez y el policía Pedro Chirino.


Cuando llegaron, lo que vieron fue desgarrador: un pequeño avión completamente destrozado, con los cuerpos de los ocupantes allí, mutilados y casi irreconocibles. La única pista que permitió identificar a los fallecidos fue la documentación personal, las cédulas de identidad que encontraron gracias a las investigaciones policiales. 


El piloto Mauricio Debusay, dijo que descarta la posibilidad de que hayan podido viajar simultáneamente 3 personas, es materialmente imposible. La hipótesis mas aceptables es que, dado por probado que solo 2 personas y no 3 viajaban en el avión, es que la tercera victima estaba en tierra cuando cayo el Chingolo y fue alcanzado con las consecuencias fatales conocidas.


Y con respecto a las causas del accidente que se atribuyeron a un pozo de aire  Mauricio Debussy manifestó “considero que es un avión que tiene un plafond de 4500 mts. de altura, en tales condiciones sobran defensas técnicas y materiales para volar por la región cordillerana aunque sople el viento Zonda su motor Siemens de 80 HP es suficientemente poderoso para sus condiciones aerostáticas. Para mi que no tengo otra información del accidente, atribuyo la catástrofe a la niebla o bien a alguna nube que les haya hecho perder la noción de la exacta posición en que se hallaban en el aire. No puede ser otra la causa”.


También, comenzaron a circular versiones que ponían en duda que se hubiera tratado de una simple falla técnica. Algunos especularon que la caída del avión no había sido fortuita: el desprendimiento de una chaveta -una pieza mecánica menor pero clave para la estructura- parecía demasiado inverosímil. Era difícil aceptar que se hubiera soltado por accidente.


En medio del dolor y el desconcierto, comenzaron a surgir rumores. Se decía que el Barón Biza sospechaba que entre su esposa y el instructor de vuelo, Ludwig Fuchs, había algo más que una relación profesional. Esa posible tensión, aunque jamás confirmada, añadió un velo de misterio a la tragedia.


El cuerpo de Myriam, completamente calcinado por el impacto, fue velado a cajón cerrado en el Centro de Aviación Civil de Buenos Aires. Aquel adiós, marcado por el silencio y la conmoción, dejó más preguntas que respuestas.


El cuerpo de Myriam fue enterrado en el panteón familiar de los Barón Biza, en el cementerio de la Recoleta. Un gesto solemne, sí, pero que a Raúl le supo a poco. No le alcanzaba con lo tradicional: quería algo más grande, más intenso, algo que estuviera a la altura del amor que sentía por ella y del drama que había marcado sus vidas.


Por eso, en el mismo lugar donde el avión se estrelló, encargó la construcción de un monolito al arquitecto Nello Raffo quien lo diseñó piramidal. El mismo de 14 metros de altura, fue colocado en pleno desierto donde muriera Myriam Stefford, con la inscripción:  “Un bel morir tuttala vida sonora” (Una bella muerte honra toda una vida). En otra de las caras también reza: “Viajero, detén tu marcha y rinde el homenaje de tu emoción a la mujer que se cubrió de gloria queriendo eclipsar a las águilas”. 


Cuatro años después, todavía marcado por la pérdida, Raúl fue más allá. Encargó una obra monumental a su amigo el reconocido ingeniero y arquitecto argentino, nacido en Chascomús en el año 1893, Fausto Newton quien dejó su huella con una obra que todavía impresiona por su escala y su simbolismo.


La construcción, hecha de hormigón, granito y mármol, no busca deslumbrar con adornos, sino con su presencia: sobria, vertical, casi austera, pero cargada de sentido. Su forma evoca un ala de avión, como si Myriam pudiera alzar vuelo una vez más, esta vez hacia la eternidad.


La construcción fue titánica. Más de cien obreros polacos trabajaron durante un año para levantar la estructura. Con sus 82 metros de altura -14 mts. más que el Obelisco de Buenos Aires- 15 mts. de cimientos y  unas  170  toneladas  de hierro en su estructura, es el monumento funerario más alto del país. No se trata solo de una tumba: es un gesto colosal de amor, de duelo y de memoria, levantado para que nadie olvide. El sitio elegido no fue casual: Los Cerrillos, en Alta Gracia, la estancia familiar donde alguna vez habían compartido momentos de calma.


El féretro fue enterrado a seis metros de profundidad, y sobre él, Raúl colocó objetos que lo decían todo sin palabras: el casco de vuelo de Myriam, un reloj de aviación y fragmentos del avión accidentado.


Cuentan que en los cimientos de la tumba también dejó una caja de metal sellada, con las joyas más valiosas de Miryam: piezas únicas que él mismo había comprado en Europa. Entre ellas brillaba “La Cruz del Sur”, un diamante de 45 quilates envuelto en leyendas.


A la entrada del mausoleo, una placa de mármol mostraba su nombre, las fechas y un epitafio cargado de emoción: “Viajero, rinde homenaje con tu silencio a la mujer que en su audacia quiso llegar hasta las águilas.”


Pero había otra inscripción, más oscura, que parecía venir del fondo de su dolor: “Maldito sea el que profane esta tumba.”


Ni siquiera esa advertencia fue suficiente. Con    el    tiempo,  el   lugar   fue saqueado más de una vez. Como si el misterio que envolvía a Myriam no pudiera descansar en paz, como si su historia siguiera atrayendo a quienes no sabían -o no querían- guardar silencio.


La Historia del diamante “Cruz del Sur”

Se trataba de un brillante con larga historia, historia trágica y quizá por eso más atrayente. En una de las tantas explotaciones mineras del Transvaalen Sudáfrica, un africano llamado Togu, descubrió un buen día un brillante enorme, que representaba para el la fortuna la libertad. Togo pensó que sería muy difícil esconder un brillante de semejante tamaño; le era imposible tragárseloentonces tomo  la decisión  de  hacerse una  incisión  en vientre para esconder el precioso hallazgo. Pocos días más tarde una terrible infección terminaba con su vida, cuando se examinó su cadáver, con la consiguiente sorpresa se extrajo el brillante, que pesaba cerca de 45 quilates.


Pulido y trabajado en Amberes estuvo mucho tiempo en la caja fuerte de un vendedor de joyas apellidado Brown, quien, fascinado por la hermosura de la piedra y en vista de que nadie la adquiría, resolvió usarla él mismo los días festivos... 


Al año justo de haberlo usado por vez primera, una banda de ladrones internacionales asaltó el comercio de Browny éste murió ultimado a balazos cuando intentaba defender su brillante. Qué vendida en subasta poco más tarde, adquiriéndolo por escaso precio, un comerciante turco, que, acostumbrado a viajar por las Indias, se lo vendió al Rey de Indore, que se lo obsequio a Zulma, cautivante favorita del harén. Antes de cumplirse el año, Zulma desapareció y a los pocos días se la encontró ahogada en uno de los estanques del palacio.


Luego el obsequio el brillante a una bailarina conocida por el nombre artístico de Miss Ketty, quien, apenas de regreso en Nueva York, donde había de debutar con gran suceso, fue asesinada por su esposo, el cual movido por los celos, la apuñaleó, huyendo luego, llevándose consigo las joyas de su mujer y entre ellas el brillante regalado en la India.


Durante mucho tiempo desapareció la piedra fatal; ya su historia era conocida en todas partes y se la había olvidado, cuando de pronto, en Montecarlo, una noble señora italiana, la condesa de Búscoli, arruinada en la mesa de juego, se suicidó en los jardines del Casino: en el dedo mayor de su mano derecha brillaba el enorme brillanteque nadie le quiso adquirir en el gran palacio de juego, por temor a que fuera falso. Meses más tarde Barón Biza lo compra en Venecia y se lo regala Miryam no se había cumplido el año, cuando el 26 de agosto de 1931 fallece en el accidente de avión.


Carlos Barón Biza nació en Buenos Aires el 4 de noviembre de  1899, siendo bautizado el 17 de diciembre del mismo año en la Iglesia San Pedro González Telmo. Su verdadero nombre y apellido era el de Rafael Carlos Barón Biza, y el que adoptó fue su seudónimo literario, fue el menor de cinco hijos de Wilfrid Barón (Frances) y Catalina Biza, Sus hermanos se llamaban Leandro, René, María Luisa y Emma.


En 1903 su padre compra la estancia Los Cerrillos en Alta Gracia (1800 hectáreas) y se instalan alliWilfred Barón había hecho fortuna     con    el  azúcar   y   sus  rentas   se multiplicaron con la venta de tierras en los pueblos fundados a la vera del ferrocarril. La madre Catalina Biza Correa, tucumana, de familia tradicional y católica de la alta burguesía, que había recibido la Cruz Pontificia y la Orden Franciscana otorgada por el Papa Pio XI. De sus padres heredó una fortuna que algunos calculan en 110 millones de dólares, la que tuvo que compartir con sus cuatro hermanos.


Barón Biza viajó a estudiar a Estados Unidos en 1913 regresando a la Argentina con intermitencias hasta que se asentó en su país natal en 1931. En 1925, murió su padre y heredó Los Cerrillos. 


Antes, en 1918, vio la luz su primer libro, Del ensueño, inspirado en una historia de amor que tuvo en Europa. La militancia política comenzó dos años más tarde, cuando se afilió al radicalismo y proclamó su apoyo a Hipólito Yrigoyen.


1923 fue el año de su novela Alma y carne de mujer, editada en Chile. Al año siguiente apareció Risas, lágrimas y sedas (de la vida inquieta) una serie de cuentos cortos que reunía 15 relatos, un libro que generó controversia y que reflejaba su carácter audaz y desafiante.


La riqueza le permite publicar y difundir sus libros por su cuenta, sin depender de editoriales ni del número de ventas.


En 1925 durante unas vacaciones en Italia, donde llevaba una vida de auténtico playboy, su camino se cruzó en Venecia con Rosa Martha Rossi Hoffmannque hacía carrera con el nombre de Myriam Stefford. La pareja llegó a Buenos Aires en 1928 y se instaló en Los Cerrillos, que pasó a llamarse Estancia Myriam Stefford. Un año más tarde muere la madre Catalina Biza.


En 1930 Biza y Myriam Stefford regresan a Europa y se casaron en Venecia el 28 de agosto de 1930. (Dato no confirmado)

pesar de provenir de una familia acomodada, Carlos se inclinó por la política y apoyó activamente a Hipólito Yrigoyen líder radical que en esa época representaba una postura poco común entre las clases altas.


El 6 de septiembre fue derrocado Yrigoyenpor Agustín P. Justo el primer golpe de Estado en el país que arrastraría al millonario a la militancia más activa en defensa del radicalismo proscripto. Ese capítulo de su vida se vio preludiado por una tragedia.


El 16 de diciembre de 1932 Barón Biza se plegó al complot del coronel Atilio Cattaneo (Lobos, 15 de octubre  de  1889 - Buenos  Aires,  22 de junio de 1957para derrocar a Justo. La asonada fracasó antes de comenzar y la prensa a fin a Justo señaló al millonario como financista del fallido golpe. Durante varios días estuvo prófugo hasta que se entregó. Lo llevaron a la Penitenciaria Nacional. A fines de 1932 aceptó la oferta del régimen y optó por el exilio en Montevideo, donde conoce al dirigente radical de la provincia de Córdoba Amadeo Sabattini que también había marchado al destierro por combatir la dictadura.


Este episodio quedó reflejado en su libro periodístico Por qué me hice Revolucionario (1932), publicado en Montevideo por la Editorial Campo. y era el relato autobiográfico de la militancia política La obra tuvo una segunda edición en Argentina un año después, aunque con varios párrafos censurados.


En diciembre de 1933 se plegó a la rebelión de Paso de los Libres, la más importante de cuantas organizaron los radicales contra el gobierno de Juna B. Justo. La asonada fue derrotada rápidamente sofocado levantamiento, que no encontró eco entre la población ni en las Fuerzas Armadas. El presidente Justo proclamó el estado de sitio en todo el país y aprovechó para lanzar una persecución contra todo el partido radical.


En diciembre de 1933 se plegó a la rebelión de Paso de los Libres, la más importante de cuantas organizaron los radicales contra el gobierno de Juna B. Justo. La asonada fue derrotada rápidamente sofocado levantamiento, que no encontró eco entre la población ni en las Fuerzas Armadas. El presidente Justo proclamó el estado de sitio en todo el país y aprovechó para lanzar una persecución contra todo el partido radical.

En 1933 publica por primera vez su novela El Derecho de Matar la obra fue rápidamente censurada y retirada de circulación, y el gobierno  lo querelló por haber publicado un libro considerado obsceno y pornográfico, aunque una reedición vio la luz en 1935.


La primera edición se destacó por su extravagancia: 5.000 ejemplares impresos en papel de altísima calidad, con tapas plateadas, una portada adornada con una guadaña y una calavera, y una contraportada con una cruz invertida sobre un escupitajo de sangre. El interior incluía ilustraciones art decó del artista Teodoro Piotti.


La novela fue descrita como un “alegato cívico-lésbico” y una obra “pornográfico-filosófica” en la línea del Marqués de Sade, combinando provocación política, crítica social y erotismo extremo. 


En el prólogo se dirige al lector, con un tono más autosuficiente y una fuerte posición de  superioridad: “Ni siquiera exijo tu opinión. No espero ni tu aceptación ni tu rechazo. Voy hacia ti sin que me llames, seguro de mí mismo”. 


Con un toque de burla, Barón Biza envió uno de los ejemplares al Vaticano, mofándose del Papa con estas palabras: “para que tus porteros lo dejen pasar, para que puedas atraer su atención, para que sea una nota brillante en el oscuro salón de tu biblioteca; he revestido de plata su portada”.


Aunque no es su mejor obra, esta novela se convirtió en la más famosa de Barón Biza y en la “obra maldita” por excelencia de las letras latinoamericanas.


El gobierno de Agustín P. Justo hizo inmediatamente secuestrar en la misma imprenta la primera tirada completa de cinco mil ejemplares, e inició contra Barón Biza un proceso por obscenidad. Defendido por Néstor Aparicio, logró con dificultad una absolución, aunque permanecería en la cárcel por razones políticas.


Amadeo Sabattini, (Barracas, Buenos Aires; 29 de mayo de 1892 - Villa María, Córdoba; 29 de febrero de 1960) futuro gobernador de Córdoba con quien BaronBiza había entablado amistad  durante el exilio de ambos en Montevideo, lo acerco a si circulo intimo, así conoció a su hija Clotilde (29 de octubre de 1918 en Rosario, Santa Fe, 16 de agosto de 1964 Bs.Asuna joven a la que superaba por casi veinte años.


Con la intención de separarlos, el padre de Clotilde la internó en un colegio en Córdoba. Pero en febrero de 1936, decididos a no dejar que nada los apartara, Barón Biza fue hasta allí y la raptó del internado. La pareja huye al Uruguay, donde el 5 de marzo dos meses antes de que Sabattini asumiera la gobernación de la Provincia de Córdoba, se casaron desatando un verdadero escándalo.  


La reacción de Amadeo Sabattinino no se hizo esperar: sintió que lo habían traicionado por partida doble. No solo se trataba de su hija, sino también de su amigo y correligionario político. Aun así, la joven pareja regresó a la Argentina y se instalan en la estancia de Alta Gracia.


Rosa Clotilde Sabatini 

Ese mismo año, el 17 de diciembre, nació su primer hijo, Carlos. Clotilde no había terminado el secundario, pero Barón Biza no escatimó en apoyos: le puso a disposición un auto con chofer para que pudiera viajar todos los días a Córdoba y completar sus estudios. con esfuerzo y determinación, no solo logró recibirse de maestra, sino que lo hizo con el mejor promedio de toda la Provincia. En 1940 vendió su estancia Myriam Stefforda la firma Otto BembergEn 1942 llegó Jorge, el segundo hijo.


También ese año, publicó "Punto Final", una novela cargada de elementos autobiográficos que escandalizó a más de uno, obra que se convirtió en la más cruda de sus creaciones y que le valió un nuevo proceso por obscenidad, que fue absuelto por la justicia.


1937 Estancia de Alta Gracia, Clotilde con ropa de aviación y al fondeo mausoleo de Miryam

     En ella, combinaba de manera magistral nihilismo, erotismo y una ironía refinada. Aunque era su trabajo más explícito en lo sexual, mantenía un estilo poético elegante que lo diferenciaba de la llamada "literatura prohibida". La obra generó escándalo.

1937 La Rambla Mar del Plata

 El golpe militar de 1943 y la llegada de Perón al poder  en 1946 modificaron el escenario político.  Así como en la década del treinta, Raúl Barón Biza se destacó por su enfrentamiento frontal contra el régimen conservador de Agustín Justo, en la década siguiente manifestó la misma energía crítica contra el peronismo. 


Ni amenazas, ni cárcel, ni persecuciones pusieron límites a su rechazo a un régimen al que calificó con los peores términos.  En su ferviente militancia antiperonista, no estuvo solo: lo acompañó con firmeza su esposa, Clotilde Sabattini


Clotilde se transformó en una figura central y en el emblema femenino de la oposición. Para quienes enfrentaban al peronismo con intensidad, ella encarnaba todo  lo  que Eva  Duarte  no representaba:  inteligencia,  sobriedad estética  y  una integridad moral que, desde esa mirada, la convertían en su contra cara perfecta.


  Clotilde,  Baron Biza y sus hijos Carlos y Jorge


Comprometida con la lucha por los derechos políticos de las mujeres, Clotilde tuvo su propia columna en La semana radical, el periódico que dirigía su esposo, Raúl Barón Biza, allá por 1946. Desde ese espacio, alzó la voz en favor de la igualdad política, el sufragio femenino y la necesidad de que las mujeres tuvieran un papel activo en la vida pública.


Con mirada crítica y entusiasmo militante, analizaba también los avances del feminismo en Europa y Estados Unidos, y defendía con firmeza una idea que atravesaba toda su obra: que las mujeres no serían verdaderamente libres hasta alcanzar su emancipación social, política y económica.


La militancia radical de Barón Biza en esos meses fue intensa. Sus opiniones siempre visceral  y con valores absolutos, ataco a Perón  y a su mujer con mucha agresividad, escribía


 “Y así llegó el Anticristo. Aquél que terminaría incendiando los templos y dignificando su amante. No fue como el Maestro que perdonara a la Magdalena arrepentida, la cortesana que dejara sus joyas, palacios y amantes, para seguirle. Fue un pacto entre ella, con su rencor a los hombres y a la vida, y él, con su ambición de tiranuelo y una sonrisa dentífrica. 

Podía también haber triunfado en las tablas. Pero el aplauso reducido de una sala, no satisfacía su ambición.

Añoraba el aullido de las masas que había escuchado en la Plaza de Venecia y en los estadios germanos. En el cuartel, había aprendido que los hombres marchan a la voz de orden. Había contemplado en la Italia del Duce cómo se enloquecían las muchedumbres, cómo se las llevaba al hambre y a la guerra con sólo presentarse con un disfraz o una camisa negra. Había estudiado, seguido paso a paso la vida de Hitler.

Con alma de cortesano fue organizando la trama que lo llevaría al poder. Buscó para dirigentes los tránsfugas, los resentidos de los partidos políticos, los trepadores con alma de valet...Les tiró sidra y pan dulce...El pueblo, la masa, creyó en la profecía. Pero el profeta era falso y la virgen no era virgen”.


En 1946 en medio de ese clima tenso, y con la excusa de una invitación a Clotilde para dar una conferencia en  la Universidad de Milansobre “Las escuelas hogares en los países de gran extensión” la familia se exilió en Suiza.


Regresan nuevamente a la Argentina en 1949 y  se establecieron en La Falda. Ese mismo año Clotilde presidió el Primer Congreso Nacional de Mujeres Radicales, mostrando un claro desafío en contra la figura de Eva Duarte, por lo que es perseguida. En 1950 contribuyó con la creación del Liceo de Estudios Secundarios de la ciudad de La Plata, del cual fue profesora de historia y literatura.

En agosto de 1950, las mujeres radicales organizaron un acto en el cementerio de la Recoleta para rendir homenaje a Remedios de Escalada. La respuesta del régimen peronista no se hizo esperar: la policía irrumpió con una redada, y la principal oradora del evento, Clotilde, terminó tras las rejas.


La reacción política fue inmediata. Las presiones para exigir su liberación se multiplicaron y ganaron fuerza. Finalmente, desde el propio gobierno, Perón ofreció lo que llamó “la gracia de la libertad”. Pero Clotilde, fiel a sus convicciones, rechazó de plano el gesto. “La libertad es un derecho, no una dádiva”, respondió con firmeza.


Mientras tanto, Barón Biza tomó partido por su esposa y no dudó en desafiar a duelo al general Arturo Bertollo, jefe de la Policía Federal.


Gral. Arturo Bertollo

Sus padrinos fueron los reconocidos radicales Luis Dellepiane y Oscar López Serrot. Pero Bertollo optó por un camino más directo: ordenó la detención de Barón Biza por desacato. El desafío terminó con él preso en la cárcel de Villa Devoto, donde pasó dos meses.


Pero el 23 de octubre de 1950 ocurrió un hecho que marcó el inicio de una tragedia. Tras una discusión, Clotilde decidió marcharse a la casa de su padre en Villa María. Cuando quedó claro que no volvería, Barón Biza fue a buscarla... con un arma en la mano.


Los Sabattini intentaron detenerlo, pero Barón Biza logró entrar a la casa. Allí, Clotilde le pidió el divorcio. Momentos después salió herido, igual que su cuñado. Según se dijo, intentó suicidarse y Alberto Sabattini forcejeó con él para quitarle el arma. La policía arrestó a todos: Barón Biza, Amadeo, Clotilde y Alberto. 


Barón Biza pasó un año en prisión, acusado de intento de homicidio contra su esposa. A pesar de todo, hubo una reconciliación. En 1952 nació la tercera hija de la pareja: María Cristina.


En 1951 se  trasladan a Montevideo, tras la caída de Perón, regresan al país. En ese nuevo escenario político, y frente a la fractura de la Unión Cívica Radical, Barón Biza optó por alinearse con Arturo Frondiziy la facción intransigente del partido, mientras Sabattini permaneció en la UCR del Pueblo, liderada por Ricardo Balín.

Clotilde, Baron Biza y sus 3 hijos

En 1958, la UCRI logró imponerse en Córdoba de la mano de Arturo Zanichelli y a nivel nacional, la victoria llevó a Frondizia la presidencia quien llamo a Clotilde para encabezar el Consejo Nacional de Educación (1958-1962). y ofreció a Barón Biza un puesto diplomático en Hungría que no acepto.


Desde ese cargo, al que nunca antes había llegado una mujer, impulsó leyes pioneras en materia educativa -como la sanción del estatuto del docente-, promovió el régimen de doble escolaridad y también las cooperadoras escolares.  


Pero mientras Clotilde ganaba reconocimiento, la relación con Barón Biza se deterioraba cada vez más. En 1959, atravesado por una profunda crisis personal, intentó quitarse la vida con barbitúricos. Logró sobrevivir y ya recuperado, decidió volcarse a los negocios: invirtió en dos galerías comerciales ubicadas sobre la avenida 9 de Julio, a pasos del Obelisco.


A finales de 1963 publica el que probablemente sea el punto más alto de su genialidad literaria Todo estaba sucio que arranca con un prólogo escrito por el propio abogado del autor, casi como un escudo preventivo ante posibles juicios futuros. Jorge, su hijo, lo definió con crudeza: “un torrente de resentimiento absoluto”. Y no exageraba. La obra, escrita apenas un año antes del final, es un grito desesperado en el que ya no quedaba nada que el autor considerara digno de rescate.


En sus páginas no hay distinciones: comunistas, conservadores, reaccionarios, revolucionarios, monárquicos, religiosos, ateos… todos reciben el mismo trato feroz. La oscuridad y la violencia del texto son tales que el lector llega a sentir asco, rechazo. Pero hay algo magnético que impide soltarlo, como si la brutalidad misma se volviera hipnótica.


Hacia 1960 año en que muere Amadeo Sabattini, Clotilde se radica en La Falda y Barón Biza se traslada al lujoso departamento de Esmeralda 1256 con uno de sus hijos.


El 16 de agosto de 1964, Clotilde Sabattini tenía agendada una reunión con sus abogados para concretar los trámites de su separación legal. La cita, que prometía ser apenas un paso más en un proceso difícil, se tornó en tragedia. A poco de comenzar, Raúl Barón Biza -quien había recibido a los letrados con un vaso de whisky- tomó otro vaso y, sin previo aviso, arrojó su contenido al rostro de Clotilde. No era whisky: era ácido sulfúrico.


Las quemaduras fueron devastadoras. Sus abogados, atónitos, reaccionaron de inmediato y la trasladaron al Hospital del Quemado, donde los médicos lucharon por salvarle el rostro, el pecho y las manos. Mientras tanto, Barón Biza desaparecía.


Esa misma noche, ya entrada la madrugada, Barón Biza regresó solo a su departamento en la calle Esmeralda, tomó un revólver calibre 38, y se disparó en la cabeza. Tenía 64 años.


Al día siguiente, la policía encontró su cuerpo sin vida en el dormitorio. Había elegido terminar su historia en soledad. Hoy sus cenizas descansan bajo un olivo, no lejos del obelisco que él mismo mandó erigir en honor a Myriam Stefford, su gran amor perdido.


“Que mi tumba no tenga nombre, ni flores ni cruz” escribió en “Todo estaba sucio”. Antes de morir, había donado a la municipalidad de Lomas de Zamora una lujosa propiedad de su pertenencia, donde  hoy se encuentra el Parque Barón.


Luego su ex mujer Clotilde se quitaría la vida en 1978 arrojándose del balcón del mismo departamento donde ocurrió la agresión; su hija María Cristina se suicida con una sobredosis de barbitúricos en 1988 y su hijo Jorge 2001 tres años después de contar todo en su novela El desierto y su semillase tira del piso doce de su departamento en Córdoba.

Carlos Barón Biza era un torbellino de pasión y contradicción, un espíritu libre y apasionado que, por su intensidad, despertaba tanto admiración como escándalo. Su vida se desplegó entre amores desbordados, luchas políticas encendidas y arriesgados desafíos a duelo; un dandi culto, seductor, amante del lujo y  de lo inusual, intrépido que vivía siempre al borde de lo posible.


Con sus palabras inflamadas y su presencia arrolladora, ganaba aliados y admiradores, y al mismo tiempo despertaba recelos: ¿era el héroe audaz o un instinto peligroso?


En el íntimo calor de sus días, asomaba ese lado oscuro que pocos querían ver. Había en él un impulso suicida que rondaba sus pensamientos y brotaba en acciones violentas contra quienes más quería. Esa frágil tormenta interior daba fuerza a su magnetismo, pero también lo convertía en un hombre atormentado, siempre al filo de la tragedia.


En el papel, Barón Biza fue un escritor valiente y sin concesiones: sus novelas y memorias estallaban con una prosa volcánica, teñida de resentimiento y crudeza. Algunos celebraron su sinceridad brutal; otros lo tildaron de escandaloso, antisémitismo moralmente reprobable. Y así quedó: un autor imposible de ignorar, capaz de estremecer tanto por su fuerza narrativa como por el choque de sus ideas.


El legado de Barón Biza sigue vivo, punzante, recordándonos que la grandeza y el caos a menudo cabalgan juntos.


A continuación es parte del alegato de la defensa de Barón Biza, hecho por el doctor Néstor I. Aparicio. y el veredicto del Juez R. B. NicholsonSe puede leer completa  y el libro en la siguiente pagina:

https://revistaelinterpretador.wordpress.com/2016/10/23/el-derecho-de-matar-version-completa/

EL DERECHO DE MATAR ES NOVELA

Barón Biza es un gran argentino. En un libro en prensa, titulado Por qué me hice revolucionario, relata parte de su vida y expresa nobilísimos sentimientos de amor a la patria, aspirando a que ésta sea más grande y mejor. En él refiere la lucha que tuvo que soportar para impedir que tanto el derecho a la libertad, que es inalienable como el de asilo, expresión de los pueblos civilizados, fueran desconocidos, historiando la intervención que respectivamente tuvieron sus letrados los doctores Néstor MassenaSilveira Martín en Brasil, Dr. Rodríguez Larreta en el Uruguay y el que habla en la Argentina.

Pero en El derecho de matar, forja personajes y los hace desempeñar roles imaginarios, poniendo en sus labios críticas acerbas a todo lo existente. Crea un protagonista exótico que, sin las vallas que oponen la sociedad a la expresión del pensamiento, habla crudamente, diciendo lo que todo el mundo calla ya sea por convicción o por cobardía.

El argumento de la obra se desarrolla entre personajes de mal origen, pero que habiendo adquirido educación y hecho experiencia en carne propia conocen de las consecuencias de la perversión humana.

El principal personaje de la obra es Jorge Morganti, fruto de ambiente malsano, que desde su pubertad siente el influjo de los sedimentos fisiológicos y morales adueñados de los estratos más íntimos de su conciencia y, con prematura y despierta inteligencia que con los estudios que realiza fortifican su capacidad mental, califica los defectos de la vida humana sin ambages ni eufemismos.

Relata con pinceladas maestras hechos que son reales, describiéndolos con crudeza, no para excitar al lector sino que presenta los cuadros de horror de la vida, persiguiendo el propósito de su corrección; si otro fuera su empeño buscaría términos menos gráficos y cantaría loas al vicio, con la galanura sedosa que es menester para perturbar los sentidos en deslizamientos morbosos.

Al conocimiento y a la inteligencia de Morgantise une el consejo de su progenitor, que en vísperas de renunciar a la vida le historia su existencia a través de los diversos países del mundo que recorriera, haciéndole resaltar el resquebrajamiento de la moral que observara, convirtiéndolo en un escéptico y descreído.

Al referirse a la mujer, Jorge Morgantise siente herido por las palabras de su padre al recordar a la autora de sus días y da motivo ese incidente, a un pasaje hermoso del libro, cuya lectura nos demostrará que lo grande y lo sublime, la suprema verdad del sentimiento humano, es exaltada sin reservas en líneas magistrales.

NO PUEDE HABER INMORALIDAD

Un libro, señor Juez, de alta filosofía, que presenta en contraposición a las lacras de la humanidad, párrafos sublimes como los leídos, no puede merecer sino aplauso, porque si bien exhibe los hondos males sociales, alaba sin reservas, las excelsas virtudes. Y en esto no hay, no puede haber inmoralidad.

Envuelto Morgantien el rodaje social, se deja llevar por sus sentimientos y aspiraciones, hasta que recibe el rudo golpe final que destruye el último reducto íntimo, y armado de su revólver, va a matar, pero… para su espíritu lo pasado es obra del miedo ambiente, de los vicios, de la educación incompleta, llena de reservas que ocultan la verdad, y siente que para reformar todo es necesario destruir, pero no destruir por la destrucción misma, sin finalidad, sino que es menester rehacer mejor, modificar la sociedad, los sentimientos, la vida, el mundo pero como esa obra es más grande que sus fuerzas y posiblemente sea él quien esté de más, reflexiona y dice: “No puedo yo cambiar el mundo, soy demasiado débil, no puedo estrujarlo, romperlo… ¡El mundo existe porque yo existo! Yo podría destruir no solamente el mundo que habito, sino todo el universo, destruyéndome…”

NO ES UN LIBRO EXTREMISTA

Tampoco puede tildarse El derecho de matar, como un libro extremista, ya sea de derecha o de izquierda, ni de centro siquiera, por cuanto las lides políticas no interesan al autor de esta novela; prueba de ello es que el protagonista de mandobles a diestra y siniestra, y no tiene reservas para censurar a los ricos y a los pobres, a la burguesía y al proletariado, a las monarquías como al soviet, a cada uno según su conducta, demostrando en esa forma que no lo ha guiado ningún fin utilitario.

LA VERDAD NO ES OBSCENA

El autor, señor Juez, pone en boca de los personajes de su libro un comentario rudo, varonil, sobre algunos aspectos de la miseria humana con el único empeño de exhibir la verdad y la verdad nunca es obscena y menos cuando se la presenta como una enseñanza de bien social. Desnudar el vicio para hacerlo execrable tal es el propósito de Barón Biza, lejos de provocar o incitar los bajos instintos hace abominarlos y prevenir sus horrores a los que cruzan el mundo con los ojos vendados. El autor –que no es un renegado ni un sectario– por su posición social y económica y por su cultura superior, está a cubierto de toda sospecha que pueda contraponerse con la fuerza moral del nativo, más rebelde que acomodaticio, más combativo que contemplativo. Por otra parte, Barón Biza no busca con su novela ni la gloria literaria ni el éxito pecuniario; sólo se propone, valerosa y noblemente, describir a su modo un cuadro de flaqueza junto a grandes virtudes que resplandecen en el corazón del hombre y dignifican su destino en la vida.

CUANDO SE OYE DECOROSAMENTE NO HAY NADA QUE NO SEA LIMPIO

El maestro Marañón ha dicho: “Mi experiencia del lector y del autor me convence, cada día, con mayor firmeza, de esta verdad, que seguramente se ha dicho ya muchas veces, a saber: que las cosas, en su aspecto moral, no son casi nunca buenas o malas en absoluto; y que su eficacia positiva o negativa depende, en mayor proporción, del oído que las escucha, que de los labios que la pronunciaron. Cuando se oye decorosamente, no hay nada que no sea limpio y ese decoro inatacable no reposa en la inocencia sino precisamente en el conocimiento”.

ES UN LIBRO MORALIZADOR

Puede afirmarse, señor Juez, que El Derecho de Matar es un libro moralizador, de sana crítica social, bien escrito, con gran fondo filosófico y de sus páginas vibrantes de verdad, surge la convicción del sacrificio noble que debe realizar la sociedad para corregir los funestos errores que la han subvertido.

……………….EL DERECHO DE MATAR NO ES OBRA OBSCENA

El artículo 128 del Código Penal, que se pretende aplicar al autor de El Derecho de Matar, castiga al que publicare libros obscenos. El propósito del Código es bien definido: se refiere a los libros que tengan por objeto excitar la perversión, propagar la inmoralidad para adiestrar en ella a los lectores, acicateando sus sentidos en una sobreexcitación patológica, desviando el orden natural de los sentimientos puros y morales.

El Derecho de Matar no cae bajo la sanción de la citada disposición legal. No es la obscenidad el propósito perseguido por el autor; no ha querido provocar, con los términos que usa, la inmoralidad, sino que, como surge de la lectura general de la obra, su finalidad ha sido señalar y exponer crudamente las enfermedades sociales que corrompen las bases de la humanidad, para provocar un justo repudio. Y dice la verdad, aún dolorosa hasta en sus expresiones, porque considera necesario, indispensable, el bisturí que extirpe el hondo mal que se propaga, produciendo el exterminio definitivo de la moral humana.

CRUZADA REDENTORA

Este toque de llamada que hace Barón Biza lo embandera en una cruzada justa y redentora, y no debe aherrojarse la expresión, ya que ello sí resultaría criminal del que rompe los convencionalismos y la mentida vergüenza, para requerir premiosamente la intervención del cirujano que con mano firme y hábil salve a la sociedad de la muerte. Con esa filosofía, mal puede ser un libro obsceno El Derecho de Matar, y escapa, por lo tanto, a las sanciones penales ya expresadas.

En casos análogos, ha opinado la Cámara Criminal y Correccional de la Capital en concordancia con lo expuesto en esa defensa, estableciendo que “la existencia, dentro de un libro, de episodios licenciosos, aun cuando parezcan excesivos no puede servir por sí sola para calificarla la obra como obscena, si de la finalidad ideológica del mismo, del género de la obra con relación a sus episodios, de la forma sincera de la expresión y de la propia posición del autor en las letras o en el arte”, etcétera, el autor ha creído necesario el empleo de los términos usados.

He leído una conceptuosa defensa del caso que nos ocupa, publicada por el profesor doctor Aquiles Damianovich, en la cual trata el aspecto constitucional, legal, moral y social de “un proceso extraordinario”, como llama dicho profesor al caso increíble del secuestro de “un libro” y la privación de libertad a su autor.

Al referirse al concepto que le merece la obra acusada, dice: “En la obra de Barón Biza, El Derecho de Matar, no encontramos un solo vocablo que no se encuentre en las obras de su género, de las cuales las que más se asemejan de primera impresión, son las de Vargas Vila, con esa su frase apocalíptica, mordaz, en ocasiones sonoramente ofensiva, pero constituyendo con ellas las sartas de un pensamiento a veces demoledor, a veces denostador, por momentos productor de la más exquisita belleza evocativa sin trascendencia inmediata en el contenido conceptual”, etc.

El libro El Derecho de Matar lleva, desde el principio hasta el final, una línea directriz: relatar desnudamente, sin hipocresía, las lacras sociales, despreciándolas y haciéndolas despreciar, en demanda de una sociedad mejor. Es una obra de beneficio social.

Por los fundamentos de esta defensa, corresponde la absolución de culpa y cargo del escritor señor Raúl Barón Biza, autor del libro El Derecho de Matar.

Néstor I. Aparicio

 

……………Que, en tales condiciones, atendiendo a la evolución del concepto ético-literario contemporáneo, las precisas conclusiones de la jurisprudencia, así como la amplitud de libertad con que nuestros tratadistas y la doctrina interpretan las garantías de la palabra escrita, que asegura la Constitución Nacional, corresponde aplicar el principio: in dubbiopro reo, establecido en el artículo 13 de Código de Procedimientos en lo Criminal y Correccional, y en consecuencia, fallo: Absolviendo de culpa y cargo al Sr. Raúl Barón Biza, por violación del Art. 128 del Código Penal. Hágase saber a la Policía, y, consentida o ejecutoriada, archívese.

Dr. R. B. Nicholson. Juez


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