

Se trató de una marchita compuesta para una comparsa montevideana de candombe. En 1916 la Federación de Estudiantes del Uruguay fue amenazada de desalojo de su casa social y entonces idearon formar un corso para salir por las calles del centro tocando una musiquita y solicitar dádivas para cubrir sus deudas.
Gerardo Hernan Matos Rodríguez (El Becho), nació en Montevideo 1897 y murió en 1948, estudiante de arquitectura y pianista aficionado improviso una marchita en el piano que sería su himno de batalla en el Carnaval. Al ponerle nombre alguien sugirió La Comparsa o Comparsita y otro dijo que sonaba presuntuoso y mejor fuera La Cumparsita, pues así le llamaba un compañero recién inmigrado de Italia que todavia no hablaba bien el español.
En el café La Giralda Montevideo, fue estrenada con una breve notoriedad inicial y un pronto olvido.
Fue Roberto Firpo con su cuarteto, él al piano, Tito Roccatagliatta en violín, Juan Bautista Deambroggio en bandoneón y Juan Carlos Bazán en clarinete, quien, además de adaptarlo, arreglarlo y estrenarlo se encargó de ser el primero en grabarlo. (Pueden escuchar esta versión en la reseña que hicimos unas semanas atrás haciendo click aqui.)
Este histórico registro discográfico tuvo lugar en los estudios de Max Glücksmann en noviembre de 1916 (Disco Nacional 483b). Así lo demuestran los catálogos de época de la empresa. Antes de finalizar el año, se realizó la segunda grabación, a cargo de Juan Maglio “Pacho” y su conjunto, para el sello “Era”.
En Buenos Aires la tocó por primera vez Firpo en el Café Iglesias.




Esta versión fue inmediatamente grabada por Roberto Díaz (Víctor 79702) y posteriormente por otros intérpretes, entre las que se destacan la de Tito Schipa en año 1930, con el acompañamiento de la orquesta Tipica Victor. (foto a la derecha).No conforme con esto, Matos inició una acción judicial e hizo retirar de la venta los discos grabados por Gardel con la letra escrita por Contursi. Años después, Maroni y la viuda de Contursi, Hilda Briano, iniciaron un pleito contra el compositor, que quedó zanjado tras la muerte de Matos, el 25 de abril de 1948 y con el arbitraje de Francisco Canaro en los siguientes términos: 80% de lo devengado para la sucesión Matos, el 20% restante para Maroni y la sucesión Contursi y cinco mil pesos para José Razzano en concepto de indemnización por el lucro cesante ocasionado por el retiro en su momento de los discos de Gardel.
¿Qué misterio esconden sus compases que lograron penetrar en el gusto de tanta y tan diversa gente?
El maestro Francisco Canaro en su libro "Mis bodas de oro con el tango" destaca:

"La Cumparsita ... tiene la particular virtud de que la estructura de su música se presta maravillosamente a ser enriquecida por orquestaciones de mayor vuelo, todo le viene bien a "La cumparsita": armonías para violines, variaciones de bandoneones y otros importantes instrumentos, además de otros atrayentes efectos musicales, que los orquestadores y directores aprovechan hábilmente para lucimiento de su respectivo conjunto. Cada director de orquesta típica tiene su propio arreglo, su versión personal del celebrado tango. Y, orgullosamente, está persuadido de que su autorizada interpretación de "La Cumparsita", es la mejor que existe."
Por último hablaremos de Raffaele Attilio Amadeo Schipa (Tito Schipa) cuya versión de La Cumparsita con la letra de Matos Rodríguez es la mejor lograda.

En un catálogo aparecido en el año 1931 encontramos un comentario sobre el artista, y lo transcribimos, considerando que el juicio artístico de sus contemporáneos es un digno broche para cerrar esta nota:
"Tito Schipa es sin duda el tenor más popular en toda América Latina, y sus discos cantados en castellano figuran entre los predilectos de todos los públicos debido a su clara dicción y a la fiel interpretación que sabe dar a las romanzas populares."
La ligereza y poco agudo de su voz, son compensados por la belleza del tono y la riqueza interpretativa en cuanto a pasajes propios del "belcanto"; dedicó cinco años de su vida a la dicción, de ahí la suavidad de su interpretación y por ello pudo interpretar obras en diferentes idiomas sin que se notase mucho su acento italiano.
Fue en el impecable fraseo, en la línea de canto, en la capacidad para dotar al discurso musical de una gama de colores y dinámicas, siempre desde una gran musicalidad y elegancia, consiguiendo colocarse como un ejemplo del buen canto por delante de tenores mucho más dotados.
Finalmente agregamos la considerada mejor versión de las 7 Cumparsitas grabadas por Juan D'Arienzo, es la más característica de todas las grabaciones instrumentales realizadas y fué grabada en 1963.


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